Buenos días, me surge una pregunta y creo que vosotras me podeis orientar.
Puede una persona cuidadora no profesional, que ha cuidado de su pareja durante los últimos años, aunque es en los ultimos meses cuando precisa de una supervisión más constante, con ayuda externa (ayuda a domicilio, familiares y personal contratado de forma privada para tener ratitos de respiros diarios) sentirse culpable por haber decidido ingresar a su familiar en una residencia y se ha negado en rotundo a probar otras opciones (contratar a una persona de forma interna) sentirse mal, y culpable?.
Además esta señora se siente incomprendida por los hijos, éstos le han planteado de forma reiterada que la mejor opción antes de llevarle a una residencia, era la interna porque así no salía la persona dependiente del entorno familiar pero seguía teniendo atención permanente y la cuidadora habitual podía "no quemarse"?
A todo esto se suma que el dependiente, tiene una discapacidad física, va en silla de ruedas, pero psicológicamente está bien y la residencia no le gusta, no se encuentra cómodo y comenta de forma esporádica que prefiere estar en su casa.
¿Qué se puede hacer en este caso, donde lo que quiere cada miembro de la pareja es totalmente contrario y parece que no hay entendimiento, pues el cuidador teme que la persona dependiente decida volver a casa?
Desde vuestra experiencia que me podeis decir, porque esta situación está produciendo mal ambiente familiar, por un lado está los deseos de la cuidadora, por otro los deseos del dependiente y por otro de los hijos y parece difícil llegar a una solución que sea válida para todos.
Muchas gracias,
Cruz
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